¿Por qué somos ‘Diablos Azules’?
La dualidad es la característica esencial de los seres humanos. Luz y oscuridad tiñen nuestra alma y personalidad; las variables dicotómicas son el distintivo del universo y la naturaleza: día/noche, femenino/masculino, luna/sol, mar/montaña, blanco/negro, bueno/malo. Cada uno de nosotros anida en su ser a un ente negativo y un ente positivo, el primero se ve representado en el grado de malignidad que poseemos, cuya expresión simbólica en la tradición judeo-cristiana es el diablo o Lucifer (que inicialmente era el ángel bello o Lusbel, portador de la luz o luz bella). Existen otras posturas para explicar la dualidad humana, por ejemplo, en la filosofía china se utilizan los términos yin y yang para indicar la dualidad de todo lo existente en el universo, yendo más allá de dos principios supremos e irreductibles y pudiendo ser aplicados a cualquier objeto o situación.
Dominar a ese demonio interno que nos impulsa a cometer acciones negativas nunca ha sido tarea fácil, primero hace falta reconocer ese lado oscuro y aceptarlo, ya que no existirá el lado luminoso sin él y viceversa.
En la psicología del color, el rojo representa la violencia, la pasión, la lujuria; por otro lado el azul es el color de la calma, la sabiduría, la paz. En la Literatura, Rubén Darío ya nos lo había advertido: el azul es el color de la Belleza, la sabiduría, la paz. Un diablo que sabe reconocer en él la malignidad y la acepta, sabe que ello no es suficiente, entonces se rebelará contra su naturaleza malvada y cambiará su distintivo cromático, a sabiendas de que la energía que emana del azul contrarrestará la violencia y crueldad que en su ser anida (metafóricamente). Se convertirá en un diablo azul, porque no negará su esencia ni se avergonzará de ella, al contrario, la aceptará y luchará por dominarla. He ahí la base filosófica de Diablos Azules.
Dominar a ese demonio interno que nos impulsa a cometer acciones negativas nunca ha sido tarea fácil, primero hace falta reconocer ese lado oscuro y aceptarlo, ya que no existirá el lado luminoso sin él y viceversa.
En la psicología del color, el rojo representa la violencia, la pasión, la lujuria; por otro lado el azul es el color de la calma, la sabiduría, la paz. En la Literatura, Rubén Darío ya nos lo había advertido: el azul es el color de la Belleza, la sabiduría, la paz. Un diablo que sabe reconocer en él la malignidad y la acepta, sabe que ello no es suficiente, entonces se rebelará contra su naturaleza malvada y cambiará su distintivo cromático, a sabiendas de que la energía que emana del azul contrarrestará la violencia y crueldad que en su ser anida (metafóricamente). Se convertirá en un diablo azul, porque no negará su esencia ni se avergonzará de ella, al contrario, la aceptará y luchará por dominarla. He ahí la base filosófica de Diablos Azules.
"No sigan la corriente del mundo en que vivimos, sino más bien transfórmense a partir de una renovación interior. Así sabrán distinguir cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto."
(Romanos 12-2)
*Link de interés:
Nuestra postura frente al Sistema Patriarcal
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